Es un restaurante ubicado en el casco antiguo, al lado del convento de la Misericordia. Su desarrollo data del siglo XV. Tiene su propio ambiente pintoresco de esa época con un salón interior que invita a la comunicación y al diálogo. También tiene un manuscrito que detalla una historia que data de los reyes de Castilla. Centrándonos en el personal, encontramos un gran cocinero y un gran servicio. Los platos que salen de la cocina tienen una magnífica presentación, son creativos y originales además de abundantes. Los acompañamientos son muy buenos, pero el rabo de buey con patatas pocha es perfecto. Ensalada de melocotón, sobres de queso de cabra, el ... Un lugar mágico que hace viandante un espacio para comer bien.