El alcalde de la familia ya es un clásico. Alojado donde desde 1906 se fabricaban las libretas de chocolate y otros dulces, la transformación del espacio. Las volutas de los capiteles de la fachada dieron forma a su identidad y el concepto de nuevas tapas se vistió de negro elegante para tal ocasión. A la entrada sus barras curvas y grafismos saludan e invitan a pasar al interior donde una conjunción de mesados altos y bajos nos que tenemos parados en nuestra estancia. Buen hacer, servicio y compromiso en su carta / sugerencias que siguen marcando la línea de esta evolución gastronómica.