AL YABAL (La Montaña) Protege a tus súbditosde la vorágine de mi Madrid y su clamor, y guíales hacia el oasisque atesoras en tu interior. ¡De seguro otra historia! Traspasamos el umbral-incita a la relajación-poneros cómodos y ¡hala! Esa paciencia sencillasólo enmudecida por la penumbra esos faroles y lámparas de los colores turbiospor su luz gastada, y su música arabesca sosegada.Cruce de saludos, me siento en la bancada de fondo más, me sugiero una infusión de pétalos de rosa ¡Délices! tanto recreándome recostadotechos agusanadossobre telas gastadas de Damascome incitan a la reflexión y al descanso.Por algún tipo artilugiopara que la -fumada-mar más fresco y aromáticay lastime menos la garganta.Colgados objetos metálicos repujados, marquetería y algún otro tapiz, y ese friso y su cenefa, que se desliza por los bajos del lugar.Percibo aromas mil, Té, café, licores con esencias aromáticasque me transporte a esa fuentecilla, con su chorrito ... y se me aparece bailarinas sensualesdeleitándose en su propio contorneo, cual si fueran serpentinasbailando abrazándose al mismísimo viento.En la luna de ese espejo velado ... me ha parecido entrar en la sultana Sherezada-Con esa media sonrisa picaronarecordándome -EL CUENTO DE LAS MIL Y UNA NOCHES-Autor: Javier Eguilaz.