Un derroche de sensaciones resulta este restaurante con un estilo fresco y renovado con vistas desde la única sala panorámica de la ciudad. En la parte más alta del edificio tardío con la fuerza de los restaurantes de referencia en Zaragoza. De techo aterciopelado y suelo de moqueta, se consigue una acústica perfecta. Desde todas las mesas se puede disfrutar de unas vistas excepcionales a la Basílica del Pilar, la ribera del río Ebro, las torres mudéjares de la Zaragoza antigua y los principales edificios del recinto Expo; consiguiendo desde la sala, la unión entre la Zaragoza de siempre y la moderna. Una experiencia gastronómica con una cocina vanguardista puesta al día que respeta la calidad de los productos, muchos de ellos aderezados con las hortalizas del huerto urbano de nuestra terraza. Una terraza vestida por Möet Chandon que invita a relajarse y es el broche perfecto a su paso por River Hall.