Te sentirás más como un obispo en retirada que como un monje cuando te alojes en este lujoso hotel en los terrenos del monasterio. Las habitaciones tienen vistas al parque de los alrededores o al claustro del siglo XII, y el spa es suntuoso. El recinto del hotel se funde con el parque circundante y los huéspedes disfrutan de entrada gratuita tanto al monasterio como al parque. El comedor, que también está abierto para no huéspedes, sirve cocina tradicional aragonesa.