Convertida en hospedería lujosa, la residencia del antiguo conde de Casafuerte, Yosef Montoya, luce más que nunca sus encantos históricos, desde el sillar de su fachada a puerta de acceso en arco de medio punto y marco de alfiz, de los herrajes relucientes mismo escudo blasonado insignias de la casa, trece estrellas de ocho puntas.Para el interior se ha tenido que potenciar este valor tradicional, ya sea en el comedor y sala de estar, con suelo de madera y techo de entramado, así como butacas y sofás de piel, mar en el tránsito por el palacio, con muebles de época, tapizados serios, balaustrada de piedra, mosaicos, espejos macizos y cuadros al óleo con motivos religiosos.