Jaima Meccarola es un espacio diferente frente a la costa atlántica. En él confluyen la buena música, un ambiente libre y sin complejos y el cruce de culturas como fuente de inspiración. Es todo un referente de la temporada estival de Los Caños de Meca (Cádiz), uno de los lugares del mundo donde el ritmo de vida cambia en cuestión de segundos. Uno podría pasarse el día entero en la Jaima Meccarola y acabar pensando que ha estado en mil sitios. Podría empezar probando una de sus originales tapas en la pequeña y familiar cervecería; pensar desde lo alto de ese balcón al mar en el buen día que hace, en cómo está la marea, en cómo suenan las olas; bajar por su escalera a la playa a darse un baño fesquito; comprobar lo cerca que está África al otro lado del Estrecho; subir de nuevo a tomarse un salmorejo y una tapa de paella; descansar sobre una de sus coloridas alfombras; espabilarse con un zumo natural recién hecho en su cafetería; leer un buen libro en una de sus terrazas y caer de repente en que esa canción que suena nunca dejará de emocionarle; tomar un cocktail mirando el Faro de Trafalgar mientras el sol se pone en el horizonte; disfrutar en buena compañía del aroma y los sabores de su cocina internacional; brindar con un mojito por los días felices; quedarse atrapado en el vaivén de un espectáculo de danza del vientre; bajar a la orilla y bailar descalzo, por tópico que suene, a luz de la luna; volver a bailar dándolo todo bajo una pirámide acabada en espiral que es todo menos tópica... Uno podría tirar el reloj y reír después de un suspiro. Podría pensar, incluso, que el verano no tiene por qué acabar nunca.