Llamado así por los cuartos traseros bien besados de la estatua del león en la Plaça Sant Feliu, este modesto restaurante marroquí en una calle tranquila en el Call es una buena apuesta para los vegetarianos. Ya sea que opte por el cuscús de garbanzo o un tagine, su plato estará adornado con especias cálidas como el azafrán, el comino y el cilantro. El pollo asado picante se cubre con un limón conservado asado. Los postres simples van desde pasteles de miel hasta sopa fría de mango. El menú diario económico incluye vino.