Lucio Blázquez empezó a trabajar aquí a los 12 años y finalmente llegó a ser dueño del lugar. Ahora, una figura venerable en el comercio de restaurantes madrileños, ha mantenido a Casa Lucio como el modelo del antiguo comedor madrileño. Su menú pesado de carne apenas ha cambiado a lo largo de los años, desde el churrasco de ternera a la parrilla hasta el capón asado hasta que la carne se cae del hueso. La barra tiene una mirada clásica española, con los jamones que cuelgan de vigas áspero-cortadas. El principal asentimiento de Lucio a las sensibilidades más modernas es el "panache" de las verduras frescas cocidas al dente. El plato grande incluye acelga, brócoli, judías verdes, zanahorias (y sólo porque es España) muchos y muchos corazones de alcachofa. Los veteranos se ocupan de la molestia crunch pidiendo que su panache más sauté con aceite de oliva y ajo.