NAROA: Vuelve con fuerza En 1979 pusieron en marcha Naroa Jose Miguel Recondo y Maria Soledad Iguiñiz. Pero el 9 de abril del 2014 comenzaba una nueva etapa, una etapa joven, dado que cogía el relevo su hija, Ane Recondo, junto a su pareja Borja Vaquerizo. Dos jóvenes pero experimentados hosteleros. que en sus 30 años de vida han conocido los entresijos y pormenores de este mundo, hasta aterrizar en el Naroa con mucha fuerza y ganas.
Ane estudió cocina en Cebanc y en la Escuela de cocina de Luis Irizar, para luego adentrarse en prestigiosas cocinas guipuzcoanas como son las de Iñigo Lavado, Kokotxa, Bernardo Etxea, Abarka, Alameda, Astelena, o Atalaia, donde trabajó junto a su padrino Ignacio Muguruza. Por su parte, Borja también estudió en la escuela de cocina de Luis Irizar, que es donde se conocieron, para tras pasar por el Akelarre, Beti Jai, Alameda, Juanito Kojua, Branka, Lanziego y La Trastienda aterrizar en el Gandarias de la Parte Vieja donostiarra, donde sigue trabajando, apoyando a Ane en la medida de lo posible.
Ane y Borja son el alma mater del Naroa, pero cuentan con la experiencia y saber estar de la madre de Ane, Maria Soledad Iguiñiz, que también la encontraremos tras la barra. No nos podemos olvidar del cocinero Javi Muguruza, sobrino del anteriormente mencionado Ignacio Muguruza, una joven promesa de la cocina guipuzcoana que ha llegado al Naroa tras pasar por el Alameda y el Atalaia de su tío. En la barra, cuentan con la experiencia y el saber estar de Txema Marquez y Yannick Fontan.
A las 6.30 de la mañana levantan la persiana del Naroa, ofreciendo unos buenos desayunos, para luego llenar la barra de deliciosos y excelentes pinchos como el rollito de gamba, bacon y queso; el tomate relleno de jamón y queso; y el champiñón relleno de bacon y carne.
La oferta culinaria de la cafetería Naroa se basa en dos conceptos. Por un lado tenemos el menú del día, servido los mediodías, donde podremos disfrutar de una gran cocina tradicional (destacar la rapidez del servicio) elaborada con mucho mimo y cariño. Se trata de platos tradicionales, elaborados con productos de temporada y del mercado, y que cambian diariamente.
Así entre los entrantes podremos encontrarnos con la marvillosa sopa de ajo (si os lo encontráis en el menú no dudéis en disfrutar de ella), las vainas con jamón y patatas y su refrito, la menestra de verduras, los spaghettis a la carbonara o a la bolognesa o el curioso revuelto de chistorra y setas, delicioso.
En los pescados siempre buscan aquellos que han sido íconos de la cocina tradicional vasca como la lubina, la dorada, la merluza, el bacalao o los chipirones. Mientras tanto, en las carnes podremos degustar las salchichas, las albóndigas, el filete, el pollo o el lomo. Todo ello dependiendo del día y de lo que se encuentren en el mercado. Para terminar, una gran selección de postres tradicionales caseros como el flan (espectacular), el arroz con leche, la cuajada o la cremosa tarta Naroa.
Por otro lado tenemos la oferta culinaria que nosotros llamamos cocina informal, basada en una gran selección de hamburguesas, bocadillos, platos combinados, etc.
Si nos adentramos en la carta, para picar nos encontramos con los calamares ali-oli; las patatas Naroa, con nata, bacon y queso; o las tostas como la de cabra, bacon y cebolla frita o la de rucula, cherrys y boquerones. Por otro lado, podemos elegir una buena ensalada como la de queso de cabra o la de pasta, ambas deliciosas. Entre los platos de pasta destacar el rissotto de hongos con idiazábal. Los sándwiches que más éxito tienen son el mixto de txaka y el de pollo.
Curiosos son los nombres elegidos para nombrar las hamburguesas y los bocadillos. Los primeros los han nombrado con los montes cercanos a Irún y los segundos con los barrios de la localidad fronteriza. Entre las hamburguesas arrasan el Erlaiz y el San Marcial, mientras que entre los bocadillos destaca el Olaberria. Por último los platos combinados, como el de filete o escalope acompañado de pimientos rojos, croquetas y patatas; o el de tortilla a elegir, croquetas y ensalada.
Para terminar que mejor que endulzarnos la vida con cualquiera de los postres caseros, como el coulant de chocolate (puedo decir que os sorprenderá, espectacular), la torrija caramelizada, el brownie o la copa de yogurt.
Una cafetería con solera, con mucha historia, pero que viene con mucha fuerza, ganas y energía, con Ane y Borja tirando del carro. Invitaros a que os acerquéis al Naroa, disfrutaréis como lo hacemos nosotros cada vez que vamos. ¡On egin!