Situado en un antiguo almacén a pie de calle, cerca del Parque Santa Catalina y del edificio Woerman, nos encontramos este local emblemático del enyesque grancanario, auténtico bodegón abierto hace casi tres décadas dedicados a ofrecer ricas tapas y raciones en un ambiente alegre y distendido.Su decoración, original y muy curiosa, es lo primero sorprende: mesas hechas con antiguas máquinas de coser, otras más altas situadas en la calle que en realidad son barriles, vigas de madera en un techo altísimo de las que cuelgan decenas de jamones, y una generosa barra donde se exhiben varias básculas antiguas de las que antaño se usaban en las tiendas de aceite y vinagre para pesar frutas y verduras, y cajas registradoras antiguas.Todos estos detalles convierten Bodegón el Biberón en uno de esos lugares con sabor perfecto para ir con los amigos y organizar una cena muy divertida a base de las típicas papas arrugás con mojo, embutidos ibéricos, quesos canarios, pata de cerdo y una gran variedad de croquetas que son famosas entre los clientes.Pepe y Loly, los propietarios, saben que el plato fuerte de este negocio siempre lleno de gente es, además del trato familiar con el que reciben al cliente, su comida hecha al momento y con un toque casero que siempre se agradece cuando se sale de cervezas o de vinos. .La clientela se nutre de grupos de gente joven, turistas que se alojan en los numerosos hoteles de la zona, y clientes de toda la vida que vienen a menudo porque aquí sirven uno de los mejores mojos que puedan acompañar unas papas arrugás en su justo punto de sal y de cocción, así como otras especialidades como los tomates aliñados, tacos de pescado, vueltas, carne de cabra, tollos en salsa y cerdo y conejo en adobo, sin olvidar la tortilla, los pimientos rellenos y postres preparados en la casa, como la tarta de queso, el mus de bizcocho de Moya o el polvito.